viernes, 1 de abril de 2016

Mi última copa

Casi una década con mi copa menstrual




Vamos a echar la vista atrás. Año 2007. Herbolario del barrio de Lavapiés. ¿Edad?,17 años. 

Unos días antes mi ginecóloga me había recomendado que usara una copa menstrual para mis desarreglillos de jóvena. Y para allá que me fui, con mi inseparable C., y mis 30 euritos en el monedero. 

Pues resultaron ser los mejor invertidos de ese año, amortizados hasta hace 3 meses o así, que fue cuando me compré mi segunda copa menstrual. Así que con este post no os voy a descubrir América. Ya se han escrito muchas entradas que hablan de las ventajas en el uso de la copa menstrual, pero igual os interesa mi visión sobre algunos aspectos. Algunos basados en mi propia experiencia, y otros en todas las mujeres que en mi entorno utilizan esta alternativa en su menstruación.

Hoy en día son muchas las personas que conocen este fantástico invento (que no nuevo, por cierto). Pero hace 8 o 9 años cuando en una de mis conversaciones salía el tema, la palabra Mooncup (es la marca que uso yo) venía acompañada de un gesto de sorpresa, a veces de rechazo y otras,con suerte, una mujer levantaba la mano para hacerme saber que ella también la usaba. Así que, si me tuviera que quedar con algo bueno de esta bendita crisis económica, sería que de alguna manera creo que ha influido en que la copa menstrual sea un método más conocido.

Ello se debe a que muchas chicas empezaron a utilizarlo porque era más barato que comprar compresas o tampones a cada rato, y oye además de ayudar a su bolsillo, lo hicieron con su salud. Se empezaron a lanzar un montón de marcas nuevas que comercializaban las copas a precios muy competitivos, y pude también observar que pasaron de encontrarse sólo en herbolarios y sexshops a poder comprarse en la farmacia del barrio. Es más, a través de Internet en un pis pas puedes conseguir en tu casa cualquier marca. Y ojo, es lo que yo he notado con el paso de los años, no quiere decir que sea un hecho incuestionable, ni mucho menos.

Escribo estas líneas debido, precisamente a la aparición de este aluvión de nuevas marcas. Me explico. No es la primera vez que una amiga me comenta, o que leo en las redes cosas como;

En mi opinión, en algunos de los anteriores casos se podría deber a una elección inadecuada de la copa menstrual, vamos, a un tamaño que no es el nuestro. Cada mujer tenemos una vagina diferente (thanks, Miss Obvious), y por lo tanto tenemos que fijarnos en escoger una copa menstrual acorde a nuestras necesidades.Y es aquí donde me llegan a mosquear aquellas marcas que ofrecen una talla única o un mecanismo de extracción a una única altura, que además por lo que he visto, suelen coincidir con las más económicas.

A mi juicio el diámetro y la altura de la vagina determinan la selección de la copa perfecta, y en lo personal soy un poco reacia a las tallas universales. Por consiguiente, si la copa nos está pequeña no se va a adaptar a nuestro cuerpo y tendremos perdidas de sangre. Y si por el contrario nos está grande, nos va a molestar. Con el diámetro las marcas nos lo ponen más fácil, ya que aconsejan un tamaño u otro en función de nuestras características individualesPero en lo referente a la altura es cuando para mí patinan más. Prefiero tener que cortar el tubo que viene con la copa y adaptarla a mi cuerpo, a que me resulte incomoda por no llegar bien a poder extraerla con facilidad. 


También quisiera citar otro aspecto, la durabilidad. Una buena copa menstrual te va a durar 10 años, año arriba, año abajo. Como bien dije antes mi primera copa costó 30 euros, y la segunda quizás 1 euro menos, pero no mucho menos. Así que hazte con una copa de calidad (no me refiero a la más cara del mercado). 
Lo menciono porque otro de los casos que antes enunciaba era que una copa recién comprada llegara a durar muy poco tiempo, y no me refiero a que se ponga amarillenta (cosa normal con el uso), sino porque le salieran grietas u otros problemas por el estilo que hicieran imposible continuar utilizándola.

Estamos hablando de tu salud, y nada estaríamos haciendo tampoco por nuestro ahorro si por comprar una copa de baja calidad terminamos a los tres meses comprando otra de 30 lereles porque la primera "nos sale rana".


Espero que si así lo deseas, tengas esto en cuenta antes de hacerte con una copa menstrual, y si no eres tu quien va a comprarla, que antes se informen un poco de la talla que usas, ¡por favor! (consejo patrocinado por historias reales).



¡Ah!, una última cosa.

Sabéis que existen dos métodos para esterilizar la copa (Sino aquí os van). Uno en caliente (hirviendo agua en un recipiente y dejando la copa dentro unos minutos), y otro en frío (rellenando un recipiente con agua y agregando pastillas esterilizantes, como las de las tetinas de biberón). Pues la experiencia me ha demostrado que es menos agresivo para la copa el segundo método, y que además se ponen amarillentas más tarde.

Lo que yo hacía es rellenar un recipiente de plástico de unos 3 litros de capacidad para agregar una pastilla esterilizante y evitar partir la tableta en trozos (porque la cantidad de agua condiciona la cantidad de tableta que debes agregar), pero he descubierto el siguiente invento que me tiene fascinada. Es plegable, (que para viajar, está genial) puedes esterilizar la copa en frío (yo ahora echo un cuarto de pastilla) o en caliente usando el microondas, porque la silicona del recipiente se puede calentar. Vamos una maravilla. Y para las tetinas de los bebés también es un inventazo. Que igual soy la última en la fiesta y ya es muy conocido, pero aquí te lo dejo. 




En esta web también he adquirido mi segunda copa. Es un sitio muy recomendable por cierto, pero de eso hablamos en otra ocasión.

Estoy muy contenta de volver, 

"A lo largo de la vida tejemos nuestra propia historia y, de hecho, que solo es en realidad donde siempre tuvimos la intención de ser" (Julia Glass)

No hay comentarios:

Publicar un comentario