África en la Gran Vía
El pasado martes salí del Teatro Lope de Vega con la emoción a flor de piel, y aprovechando que ya casi va a acabar el Día de la Tierra me ha parecido apropiado hablar del musical de El Rey León.
Vale. No soy la primera que escribe sobre esto, ni seré la última, de hecho he tenido que revisar el año del estreno del espectáculo en Madrid porque creía que era de 2013. ¡Meeeeccccccc! Error. Fue en 2011. No tengo remedio.
Comenzaré diciendo que para ser franca, desde el momento en el que se levanta el telón la piel de gallina y la boca abierta se convierten en reflejos involuntarios durante un buen rato. Y no nos engañemos, se van a repetir muy a menudo dependiendo de las características del espectador. La trama, la banda sonora y los diálogos respetan el guión de la película de Disney, siendo estos últimos casi iguales. Lo que agradecí.
Quizás, algo reseñable en cuanto a la historia, sería que en algunos puntos de tensión del musical hubiera preferido un mayor impacto.Voy a nombrar el final de la obra como ejemplo, porque aunque a mi parecer realmente no decepciona, simplemente como espectadora esperaba "el chin pum final" (mi profe de música en secundaria siempre lo utilizaba para referirse al colofón, ¡si me leyera!).
La iluminación es preciosa, y crea el ambiente idóneo junto a la música y a los diferentes efectos lumínicos y sonoros. Todo está calibrado al milímetro, encaja. La corporalidad que demuestran los actores ataviados con esos mecanismos que evocan animales te traslada a África, te hace olvidar que son máscaras. El trabajo de los maquilladores es sensacional, vamos que no existen "peros" para el equipo artístico y técnico. Es un musical en el que pasas de ser un espectador a estar completamente dentro de la historia en un "plis". En definitiva, si me preguntas si vale la pena invertir en esta representación te diré que sí, porque tantos años en la Gran Vía tienen su sentido.
La cuestión es que durante todo este tiempo el elenco se ha estado renovando, los personajes infantiles crecen, como es normal, y el espectáculo tiene que cumplir con las expectativas o incluso mejorar las que suscitó en su origen. Por lo que el reparto cambiará en función de la representación a la que asistas.
Yo, en lo particular, me declaro "friki oficial" del disco del musical, en el que obviamente las versiones están grabadas por los primeros actores y actrices que representaron el espectáculo. Eso implica que cualquier "alteración" musical se va a notar, por mucho que se parezca una voz a otra. Van a existir siempre diferencias.
Para intentar explicarme voy a citar dos ejemplos, los protagonistas Michel Jauregui (Simba) y Cristina LLorente (Nala). El primero ofrece un esfuerzo corporal tremendo. El papel de Simba adulto es muy activo si lo comparamos con papeles más tranquilos que no exigen de tanta acrobacia. Jauregui no para de moverse, lo que resulta complicado a la hora de cantar. Precisamente en el tema 'Noche sin fin', en el que tardan en incorporarse los coros dejando al actor solo ante el respetable, me faltó algo de fuerza y de verdad.Le escuchaba un pelín fatigado (lo cierto es que parecía que al pobre le habían echado un cubo de agua encima), pero es que apenas sale del escenario. Vuelvo a insistir en que yo conozco la versión de Carlos Rivera (el primer Simba ) y que hablamos de un espectáculo en directo, no es un disco grabado. Se lo tengo que perdonar porque no sonaba mal.
Con Nala tuve sentimientos encontrados. En 'Nuestro hogar', que es una de mis canciones favoritas no es que no me gustara, sino que acostumbrada a la versión de Daniela Pobega (Nala, en el primer elenco) que goza de una voz más grave, me chocaba en algunas partes donde necesité volumen.
En cambio, cuando cantó junto a Simba eso de 'Siento un nuevo amor en mí' no sólo me encantó la química de los intérpretes a nivel actoral, sino también a nivel vocal, ya que es un tema en el que la voz de Cristina Llorente brilla en los agudos con una afinación perfecta.
Al pobre Scar en muchas ocasiones le escuché un poco bajo en los sonidos graves (no tanto en sus intervenciones musicales, como sí en sus diálogos). No sé si sería cosa de la microfonía. Éste es un personaje que destaco porque a pesar de ello me gustó mucho. Si por pedir que no quede, me hubiera gustado algo más de acidez o quizás un punto más burlón en su papel de irónico.
Y ahora que me doy cuenta, me he puesto a desglosar e igual cabría preguntarse, ¿quién sigue? Pues voy a finiquitar el "ranking" de destacados con Zama Magudulela, una Rafiki de origen sudafricano que cada vez que salía al escenario me daba escalofrios de lo buena que es. Es una monstrua. Me gustó a nivel interpretativo, y me fascinó con sus canciones. Zama tiene una voz muy grande, con tal volumen que rellenaba el Lope de Vega. Lleva a África dentro. Si tenéis ocasión de vivir el musical, os vais a acordar durante mucho tiempo de su 'Ciclo Vital'. Se me pone el vello de punta de recordarlo.
-¿Y Mufasa, Zazu, las hienas o Timón y Pumba?, ¿Los coros?, ¿y los niños? ¿Es que nadie piensa en los niños?
Vamos por partes.
Aplaudo a coristas y bailarines porque hacen posible el musical redondeando el espectáculo y creando esa atmósfera que realmente es muy difícil de emular. Bravos y bravas.
Los papeles infantiles me transmitieron mucha ternura y demostraron una profesionalidad y un talento impecable para su corta edad. Con Mufasa te emocionas con su canción 'Están en ti', y disfrutas de sus apariciones durante el musical. Si no lo he destacado ha sido porque fueron otros los detalles que me llamaron la atención y que aquí he decidido expresar.
Y acabo con el punto cómico que da al musical personajes como Zazu, Shenzi, Banzai y Ed (las hienas) o Timón y Pumba. Siendo estos últimos los que se llevaron el mayor aplauso del público junto a Zazu. La causa seguramente fuera la cantidad de "puntos" de humor que tienen los personajes y que supongo varían en función del país en el que se represente. A mí en lo personal algunos no me hicieron gracia, aunque respeto al público que sí. Lo que está claro es que es un musical para todos los públicos y está hecho para familias formadas por diferentes edades. Lo que implica que tiene que haber "cositas" que gusten a todos y todas.
Ya que hablamos del público, os diré algo. La mayor crítica se la lleva el respetable. Al menos el "poco" respetable que se sentaba en la fila de detrás de mí. ¡Madre mía!, esas voces, esa orquesta en directo, ese espectáculo, esa producción... ¡Y aquellas personas pensaban que estaban en el teatrillo final de curso de sus nietos! (perdonad la expresión). No puede ser que durante todo el musical se cuchicheé no necesariamente en bajo y se aplauda en los puntos álgidos de la escena. NO, POR FAVOR. Eso no se hace. Se espera a que la escena vaya a negro (escena en oscuro), y ENTONCES se aplaude. De nuevo perdón, pero me destrozaron algunos momentos importantes y aún estoy dolida...jo.
A pesar de todo lo disfruté muchísimo, y volvería a ver el musical sólo para prestar atención a detalles que a primera vista pasan de largo por lo impresionante del montaje. Gracias por devolverme un trocito de infancia. Ahora toca volver al mundo real.
¡Feliz fin de semana!